Una noche que ya pintaba especial por el combo De Bueyes + Juan Subirá que prometía viejos éxitos de Bersuit, la aparición del Pelado Cordera trajo a Bersuit de nuevo a los escenarios tras más de un año de ausencias.


Noche fresca en Lanus. No tan fresca, pero un poco fea por esas nubes acuosas que amenazan lluvia. Pero por más amenaza de tormenta o diluvio universal, que De Bueyes toque junto a Juan Subirá es por demás suficiente para que los "bersuiteros", “bueyeros” y seguidores de "Fisura Expuesta" se acercaran a zona sur.

El primer plato fue Maturana. Banda muy sólida, sobre todo desde el bajo y la percusión. Un poco de rock y candombe sobre el final del show para precalentar los motores.

Las agujas corrían en el reloj, y cerca de la una y media de la mañana salió Juan Subirá respaldado por su banda. La tríada Al borde, El tango que no silbó y Menos uno, los tres del disco Fisura Expuesta abrieron la presentación. “Si me vas a dejar hacelo ahora y el que no se escondió se embroma…” cantaba el tecladista mientras se quitaba una remera manga larga roja con el logo del Guebara Bar, dejando relucir una casaca celeste y blanca -incluso animándose a arengar a la gente por el partido de la selección Argentina frente a Alemania por los cuartos de final del mundial-.

Las palmas empezaron a sonar para acompañar el ritmo candombero de Ezeiza, canción de Guardia Hereje en referencia a toda esa gente que dejó el país en época de crisis, realzando los valores propios del ser argentino. Dicho tema funcionó de interludio, ante la llegada de una vieja y querida canción por todos los bersuiteros: Los elefantitos, proveniente de la segunda placa de la banda (Asquerosa Alegría, 1993). Arriba la banda sonaba muy prolija, abajo del escenario algunos llegaban a emocionarse mientras el resto aplaudía, cantaba y bailaba muy efusivamente. Como para bajar un cachito los decibeles, Réquiem para Huguito malo sirvió para tomar aire porque la seguidilla que se produjo a continuación fue no apta para aquellos fácil de emocionar: Somatizando y Victoria Clara –del disco de inéditos de Bersuit, Lados BV- fueron el anzuelo. Luego el escenario mutó por completo: Carlos Martín tomó posición en la batería, Pepe Céspedes fue directo a la guitarra acústica y Germán “Cóndor” Sbarbatti junto a Daniel Suárez colorearon con sus voces para una exquisita versión de Negra Murguera.

Y eso no era todo. Más emociones: Osky Righi y Martín Pomares (con una remera de “Pomelo” pero que decía su apellido) completaron con sus guitarras el escenario –todo De Bueyes más Fisura Expuesta- en lo que fue otro momento épico de la noche, cuando sonara Desconexión Sideral. La gente estaba extasiada. De a poco bajaron las luces y un reggae comenzó a sonar de fondo. “No nos vamos todavía”, dijo Subirá señalando a la gente que controlaba el sonido. Y ese anunció valió la pena, ya que la siguiente fue otro clásico de Bersuit: Toco y me voy, que sirvió para cerrar la presentación.

Un poco de aire para respirar, para bajar el nivel de aceleración, de ansiedad. Otros optaban por tomar una cerveza, un fernet, una coca, algunos fumaban un cigarrillo. Unos cuantos minutos de espera, y pasadas las dos y media de la mañana De Bueyes pisó fuerte el escenario y los coros de Sbarbatti y Suárez en la canción Tardecitas, no tardaron en oírse. Tras tocar De una pasión, Dani preguntaba “¿Quieren un poco de rock and roll?”, previo a que suene Un dicho popular, primer corte comercial de la única placa con la que cuenta la banda – Más que una yunta, 2008-

Ya estaba todo listo, todo preparado. Más allá de que la gente iba para escuchar eso, y Subirá había aportado su cuota, quizás el parate entre show y show había calmado el clima. Pero de Bueyes se encargó de volver a encender los motores, por lo que la inclusión de un segmento bersuitero en ese momento preciso fue un acierto: Esperando el impacto y Porno star hicieron delirar a todos los presentes.


- ¿Ese es el Pelado? – preguntaba alguien. –No, nada que ver- -No, yo no lo ví- - ¿En serio? ¿vino?- Preguntas de ese estilo comenzaron a circular en Summun Bar. Nadie estaba seguro. Algunos habían visto una pelada que se escabullía entre el puñado de personas que se encontraba adelante.

Tiempo de cosas nuevas: si bien ya la habían presentado la última vez que tocaron en La Trastienda, Lo que era de los dos volvió a formar parte del set list. “Hoy puedo seguir sin vos/que te llevaste lo que era de los dos/Y cuando miro en tus ojos/yo veo los cerrojos de tu corazón” cantaban a dúo los dos vocalistas, en la única canción de la lista que no tiene registro en un disco de estudio.

A continuación, Transparencia – que cuenta con un flamante video clip que circula por los canales de música- llevó el show nuevamente al mundo “bueyero”. Juan Subirá se sumó para Me da igual –canción de su autoría- en uno de los momentos musicales más lindos de la noche.

- Si llega a estar me muero acá – decía uno. -¿Vos pensas que sube a cantar? – preguntaba otro. –No! ¡Pero si no vino! – replicaba otro. Mientras tanto arriba del escenario la acción continuaba: el tándem Anclado y Decisiones a cargo de Osky Righi hicieron saltar a más de uno. No obstante previo a Decisiones, se produjo un momento clave en la noche. La pelada y la barba candado de Gustavo Cordera se dieron a la luz por detrás del escenario, al momento en el que Righi lo presentaba a través del micrófono.

Out put in put de Andrés Calamaro, bien rockera, más allá de que muchos saltaron frenéticamente, pasó desapercibida. Las cabezas, los sentidos, todo estaba depositado en la posibilidad de que el Pelado subiese a cantar por lo menos una canción y que la espera que ya llevaba más de un año (la última, Luna Park en mayo de 2009).

Y el momento llegó. Cordera subió con uno anteojos que lo avejentaban unos años, con el fin de leer la letra de Maricón, cuya canción es la única en Mas que una yunta de su autoría –conjunta con Righi- que figura en el disco. A dúo con el músico con quien la compuso, cantaron a medias, con los coros de Suarez y Sbarbatti y solventados por el gran despliegue en el bajo de Pepe Céspedes.

Cámaras por todos lados, gritos, aplausos, incluso llantos de emoción. Cordera abandonó el escenario y enrocó con Subirá, que se calzó el acordeón para tocar otro tema de De Bueyes compuesto por él: Entrega. Buen momento para dejar vacía la escena, para respirar, para tratar de entender el momento inédito que se estaba viviendo. Bersuit Vergarabat (sin Alberto Verenzuela –guitarrista-) estaba tocando en un lugar chico, para poca gente, como en los viejos tiempos del under.

Pero no. No estaba tocando: no tocaron, solo Cordera cantó un tema de De Bueyes y mezclados con Subirá éstos últimos ensayaron algunos de ellos pero sin el vocalista. Pero las condiciones estaban dadas, los planetas alineados, las almas predispuestas y las gargantas encendidas. Bersuit al escenario y el “Vamos Cachacha que dure y que perdure en la maison de Joan” fue cantado tan efusivamente como nunca se habrá escuchado. Bersuit Vergarabat regaló El viejo de arriba y así se fue una noche única. Tras tantas especulaciones de separación, y demás yerbas, un haz de luz se dejó ver anoche. Ya habrá tiempo para más…


Crónica y Fotos: Martín Ciraolo

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