A pesar de la inauguración de Palermo Groove, las Fiestas Clandestinas volvieron a una de las casas que las vio crecer: El Teatro de Flores. La primera había sido el 17 de Junio con Eterna Inocencia y Massacre. El viernes fue el turno de los uruguayos Cuatro pesos de Propina y Arbolito.

Minutos después de la 1, el grupo encabezado por Diego Rossberg irrumpió en el escenario para abrir la fiesta con “Esa mezcla de placer y dolor”. Mucho agite y descontrol llegó de la mano de “Solari” y “Pirata”, uno de los clásicos de la banda. Como si fuese un ritual el cual valía la pena disfrutar, los presentes se sentaron para escuchar “Glu glu”, la historia del hombre mitad rana mitad pez. Los ritmos variaban entre el ska, el reggae y el rock, y se destacaba la energía de los vientos en temas como “Maldita ciudad” y “La vaca II”.

Sin perder tiempo, le siguieron pegados “La Planta”, “La balacera” y “Basta”, que puso nuevamente al campo en agite. “Gracias! A ver cuándo se vienen a Uruguay”, dijo el carismático cantante, para desatar con mucha energía “No habrá forma del dolor”. Cerca de las 2 de la mañana, los chicos de Montevideo dejaron el escenario caliente con “Llegó la hora”.

Pasadas las 2:30, Arbolito apareció en escena al ritmo de la cumbia para terminar haciendo “Sobran”. Aunque el público recién se reponía de la fiesta, no dudaron en corear temas como “El bichito” y “La costumbre”, uno de los clásicos del grupo. La alegres melodías se detuvieron por un instante; un cicus pareció anticipar “Sariri”, una poderosa mezcla de rock y folklore que dieron como resultado un fiesta entre la gente clandestina. “Buenos días. ¿Cómo andan?”, fueron las primeras palabras de Ezequiel Jusid, voz líder de la banda. Otro de los estilos que los caracteriza, la chacarera, llegó de la mano de “Caminando” y “La recuperada”, que pusieron a bailar al campo.

También hubo tiempo para tocar temas que pertenecen a “Despertándonos”, último disco de estudio. El instrumental “El sueño del pibe”, en el que se destaca Pedro Borgobello en el clarinete y Agustín Ronconi en la flauta traversa, hizo saltar a los seguidores mientras que calmaron las ansias por un momento con “Pachamama”.

Para cerrar, “Saya del yuyo” y “Baila Baila” hicieron del Teatro una verdadera fiesta en el que los presentes no dudaron en demostrar la alegría que generaba el quinteto. Cerca de las 4am y con el frío cubriendo la noche, la gente prefirió quedarse y aprovechar la música y la cerveza libre de cada Fiesta Clandestina.

Crónica: Nicolás Lopez Becerra

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