El tecladista y su banda (La Fisura) volvieron a pisar fuerte en una noche plagada de sorpresas. Diversidad musical a pleno, viajando desde el candombe y el reggae hasta el rock más crudo y las baladas más emotivas, Juan Subirá dio su último concierto con su proyecto solista antes de la vuelta con Bersuit Vergarabat.

La noche, fría y oscura, estaba ideal para esa dosis de música con el sello tan particular de Juan Subirá. Más aun con el condimento especial de que la vuelta de Bersuit Vergarabat es un hecho. Y si no estaba claro que a la gente le pesaba eso, el público se encargó de hacérselo saber al tecladista con cánticos en cada rincón que quedara silencioso entre tema y tema. Un público muy respetuoso, que acompañó con aplausos a Adriana Beltrán (cantante de Aguja en un Pajar) quien subiera al escenario con su guitarra acústica para hacer un par de temas para preparar la arena que el número principal ocuparía luego. Dentro de su repertorio, incluyó Flores y Continuar, sumado a la interpretación de 12 segundos de oscuridad, de Jorge Drexler. Cabe destacar que para Continuar reunió a la familia: Pepe Céspedes al bajo y su pequeño hijo Fermín Céspedes dejó pasmado a más de uno mostrando su destreza en la batería.

Con todo listo, las luces subieron en el escenario y apareció el pelado tecladista y La Fisura, la banda que lo acompaña desde hace rato. Al borde, Menos Uno y Los duros de siempre, fueron los temas que abrieron el concierto, embarcándose de lleno en el repertorio propio. Pero como es costumbre en Subirá, siempre florecen algunas canciones. Esas canciones que por diferentes cuestiones no tienen lugar en el repertorio de Bersuit, encuentran un refugio con La Fisura. Así, Nano Campoliete con su guitarra (y voz), y Guillermo Campano con el saxo se lucieron a pleno en Pájaro Negro, esa canción bien cruda, oscura e imponente de La Argentinidad al Palo (lo que se es).
La siguiente sería El tango que no silbó que iba a ir acompañada de una presentación fotográfica de Salvador Batalla recordando el 35º aniversario del nefasto golpe cívico-militar de 1976, pero el proyector no funcionó; no obstante los de las primeras filas pudieron verla desde una notebook. Para sumar calidad en escenario, Pepe Céspedes se sumó con la guitarra para hacer una exquisita versión de Hecho en Buenos Aires que fue la antesala para el momento más emotivo de la noche, donde Juan Subirá dedicara una canción a su padre (Necochea) que hizo lagrimear a más a de uno. Para cerrar ese segmento, Campoliete se calzó el acordeón para tocar Ilusiones -nacida de la pluma de Alberto Verenzuela, guitarrista de Bersuit-


Más invitados: Carlos y Sergio Rivero sumaron sus voces para Estación Constitución –canción que Subirá tenía un poco apartada de su set list habitual- y Frichi Fridman hizo lo propio para Ezeiza, de la Guardia Hereje.

…de la cabeza con Bersuit Vergarabat!” gritaba un puñado de bersuiteros. Un puñado que viviría esa noche dos momentos de altísimo vuelo. He aquí el primero: con Carlos Martín invitado en la batería, sonó Los elefantitos: esa clásica canción del disco Asquerosa Alegría, revivida por Subirá en esta última etapa solista, fue complementada por un fragmento de Ruego. Cabe destacar para algunos desprevenidos que tiempo atrás Bersuit armó un popurrí de canciones “viejas” en el que ambas canciones iban de la mano. La gente, extasiada con ese poder que trae la murga, al término de la misma empezó a corear el estribillo de la canción proveniente del disco Don Leopardo. Y Subirá, cómplice, compinche y buena onda con su público le dio el gusto acompañándolos con el teclado.

Para bajar las revoluciones, arribó un tema nuevo de Miguel Suarez (bajista) bautizado Fingiendo, proseguido por Réquiem para Huguito malo, que combinado con esa pizca de reggae que trae Obstinato y el sonido rockero que aporta Clásico Día, sirivieron perfectamente de interludio para lo que llegaba a continuación: Negra murguera, una de las más queridas por el público, que fue cantada e incluso muy bailada delante del escenario.

Si faltaba un toque tanguero, de ese que suele impregnarle Subirá a sus shows, lo tuvo con Tortazo (de Edmundo Rivero), que también fue muy bien recibida. Mientras Juan se preparaba para el tema siguiente, la gente empezó a cantar Somatizando. Empezó a sonar suave y de repente cada vez más personas se sumaron al coro. Mientras tanto, los músicos se miraban en el escenario hasta que Subirá volvió a complacer a sus seguidores. “Esta bien, me tratan de prostituto…íbamos a hacer otra. Ahora jódanse!” bromeaba en un ida y vuelta como no tan frecuentemente se logra observar entre artista y fan.



Así como preanuncié párrafos atras, falta el segundo plato fuerte. Ese otro momento épico que vivieron aquellos que presenciaron esa noche, más que nada por lo que representó esa canción.
Esta canción se la voy a dedicar al Pelado (Cordera)” remarcó el tecladista antes de contar la anécdota sobre los orígenes de la obra musical. “Estaba con el teclado tocando y empecé a delirar…ahí llegó él y me dijo ‘Para, eso es una tema’”. Ya acomodado frente a su piano, Subirá empezó a tocar Homenaje a los locos del Borda.

Claro, el que no tiene demasiado que ver con Bersuit no entenderá demasiado por qué semejante introducción que di con mis palabras ni por qué también elegí citar a Subirá. También me permito salirme del traje de cronista y ponerme la camiseta del que admira la música. Un despliegue fenomenal en sus manos, una calidad increíble para la interpretación de un tema que carga una pila de años de estar guardado bajo llave sin salir a la luz. Por eso es que Subirá atrapa tanto, por la multiplicidad de géneros que abarca, por el temple al elegir el repertorio y por tener la inteligencia de atrapar al público dándole un lugar que no tantos le dan a sus seguidores. Finalmente, la presentación se cerró con Victoria Clara y con toda la banda en escena, finalizando un show muy prolijo y plagado de matices que le dieron cada ingrediente que debía tener. Seguramente La Fisura tenga un parate con la vuelta de Bersuit (gira por Europa y por ahora confirmado en el Quilmes Rock el 22 de mayo), se los va a extrañar.
Crónica y Fotos: Martín Ciraolo

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