Minutos después de la 1, el grupo encabezado por Diego Rossberg irrumpió en el escenario para abrir la fiesta con “Esa mezcla de placer y dolor”. Mucho agite y descontrol llegó de la mano de “Solari” y “Pirata”, uno de los clásicos de la banda. Como si fuese un ritual el cual valía la pena disfrutar, los presentes se sentaron para escuchar “Glu glu”, la historia del hombre mitad rana mitad pez. Los ritmos variaban entre el ska, el reggae y el rock, y se destacaba la energía de los vientos en temas como “Maldita ciudad” y “La vaca II”.

Pasadas las 2:30, Arbolito apareció en escena al ritmo de la cumbia para terminar haciendo “Sobran”. Aunque el público recién se reponía de la fiesta, no dudaron en corear temas como “El bichito” y “La costumbre”, uno de los clásicos del grupo. La alegres melodías se detuvieron por un instante; un cicus pareció anticipar “Sariri”, una poderosa mezcla de rock y folklore que dieron como resultado un fiesta entre la gente clandestina. “Buenos días. ¿Cómo andan?”, fueron las primeras palabras de Ezequiel Jusid, voz líder de la banda. Otro de los estilos que los caracteriza, la chacarera, llegó de la mano de “Caminando” y “La recuperada”, que pusieron a bailar al campo.

Para cerrar, “Saya del yuyo” y “Baila Baila” hicieron del Teatro una verdadera fiesta en el que los presentes no dudaron en demostrar la alegría que generaba el quinteto. Cerca de las 4am y con el frío cubriendo la noche, la gente prefirió quedarse y aprovechar la música y la cerveza libre de cada Fiesta Clandestina.
Crónica: Nicolás Lopez Becerra
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