Según ellos, hace 10 años empezaron tímidamente en la música; ahora son el grupo de ñu-metal más reconocido del país. Por primera vez en su historia, Carajo aterrizó el viernes en el mítico estadio Luna Park para festejar la salida de “El mar de las almas” y su exitosa carrera. El trío integrado por Andrés “Andy” Vilanova, Hernán “Tery” Langer y Marcelo “Corvata” Corvalán, se animó a subir a uno de los escenarios más importantes de Buenos Aires y llevar a cabo un show en el que nadie podía quedar afuera. La expectativa no surgió el día del recital; algunos meses atrás, los indicios del festejo de cumpleaños se asomaron y permitieron conocer la gran noticia solo unos días después. Pero eso, era de esperarse que los alrededores del barrio de San Nicolás se colmasen de fanáticos desde muy temprano.

Minutos después de las 21, las luces se apagaron y dieron cuenta de la escenografía: una pantalla gigante en la que se proyectaban imágenes bastante psicodélicas y que, además, permitía ver un juego de luces que estaba por detrás. “Ácido”, el primer corte y difusión del nuevo disco, fue el tema elegido para abrir la velada. La energía demoledora que se emanaba el grupo inundó el estadio y puso a los seguidores en movimiento. “Este se lo dedico a mi vieja y a mi familia”, fueron las primeras palabras de un Tery bastante emocionado; inmediatamente sonó “Una nueva batalla”.



Ellos anticiparon que querían tocar al palo, por lo que pegado le siguió “El error” que varios pogos en lo que era una fiesta metalera a lo grande. Casi sin respirar le siguieron “Ironía”, “Libres” y “Pruebas”. “Gracias por todo esto. ¿De donde salieron tantos?. Pasamos a ser una gran familia”, se sorprendió Corvata, quien no paraba de agradecer por lo que estaban viviendo. El campo siguió agitándose y no era para menos; “Chico granada” y “Virus anti-amor”, lograron la euforia de los fanáticos que no paraban de hacer mosh.

El tema que reconoce a las carajeras había llegado para quedarse, y es que ellas se hicieron notar cuando tocaron “El llanto espiritual” (“único en América”, según Corvata). “Éste se lo dedico a todos los que nos siguen desde el principio”, les confió el cantante a aquellos que hace mucho tiempo escucharon “Salvaje” por primera vez. Coros y aplausos colmaron el lugar, sin embargo Corvata se animó a preguntar: “¿Se la banca la gente ahí abajo?. A continuación, una gran ronda hizo temblar el estadio de la mano de “Hacerse cargo”.

Con el metal en pleno auge, Corvata insistió: “¿Están cansados? ¿Quieren más?. Allí fue donde otra vez aparecieron los fanáticos para dar vida a grandes pogos que llegaron con “Inocencia perdida”. Un show con mucha emoción por parte del grupo, dejaba de lado por momentos la parte rebelde, para mostrar la parte compositora en canciones como “Entre la fe y la razón” y “Triste”. “No tenemos ni torta y velas, pero tenemos esta canción para que nadie se quede quieto”, anticiparon para que el público se prepare para “Joder”, un clásico en el que todos se descontrolaron.

De a poco se acercaba el final y un respiro pareció llegarle al campo; “El mar de las almas” logró bajar por algunos minutos la euforia de los seguidores. Otro de los grandes pogos de la noche llegó de la mano de “Sacate la mierda”. “Hasta siempre!” se despidió el trío y “ El vago” cerró la noche con broche de oro. Los aplausos volvieron a inundar el estadio y ellos volvieron para deleitar al público con un tema más: “Smells like teen spirt”, cover de Nirvana, logró sorprender a los fanáticos, quienes se fueron con una gran sonrisa y agradecidos por lo que el grupo les había brindado.

Dos horas después del primer tema, Carajo impuso el respeto que se merece y dejó bien en claro la situación en la que se encuentran: son un grupo reconocido en toda Latinoamérica que no duda en mostrar todo el potencial que tienen en cada show. Pero el Luna Park no fue un recital del montón: más de 7.000 fanáticos se reunieron tal como si fuese un ritual para demostrar que el metal es un género que mueve gente y que Carajo es una de las más convocantes. Diez años como grupo y tanto éxito, explican perfectamente la emoción que vivieron todos los presentes dentro del estadio.


Crónica: Nicolás Lopez Becerra
Fotos: Carajo

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