Una larga fila de personas se amuchaba en la puerta de La Trastienda, en el corazón mismo del barrio de San Telmo. Las agujas del reloj corrían y el viernes se iba para dejarle paso al sábado. Segundo turno en La Trastienda y ante más de 600 personas, Gustavo Cordera volvía a presentarse con su banda.
Pasadas las doce y media Cordera salió vestido de civil, lo que para los fans que no lo vieron nunca en su nueva faceta, todavía sorprende por la costumbre de años con Bersuit saliendo a escena en pijamas. Con boina en la cabeza, él mismo fue el encargado de dar el punta pié inicial al show desde su zurda guitarra, con la canción Aprendió a esquivar, que es la misma que encabeza la lista del temas del disco “Suelto”.
La gente recibió con aplausos el inicio, pero recién se puso en sintonía con Ansiedad de buscar –cuyo video ya rueda hace tiempo en los principales canales de música- como también con el hit Me la juego a morir.
No obstante los retornos a su pasado no tardaron en llegar: desde la durísima frase “no hay ciclo sin disolución aunque lo nuestro solo fue una eterna venganza” de la canción Almas armadas hasta el momento en el que dijo “Vamos a dejar ir un poco a Suelto”, para la llegada del tándem Un pacto y La soledad que revolucionaron a todos los bersuiteros melancólicos.
Y no fue lo único, porque verborrágico como siempre, dijo: “Si te proponen una experiencia en tu vida: ¿volverías a estar con la mujer que más quisiste o experimentarías con un nuevo amor? Yo personalmente, con las dos” Dejando las puertas abiertas para un futuro posible retorno de Bersuit.
El concierto, tuvo cuatro segmentos bien definidos. El primero en el presente, presentando las canciones de “Suelto”; un segundo con un viaje al pasado, y el tercero continuaba con esa travesía pero el movimiento en el tiempo fue hacia delante: entres los temas inéditos sonaron Iriscencia, una delicada balada, Rosaura, la controvertida canción que muestra la faceta “ecológica” del cantautor en un tema dedicado a su planta de marihuana, Tan real y los candombes Huguito en retirada –dedicada al famoso Huguito nombrado en la canción La Bolsa de Bersuit, fallecido el año pasado- y Se cae el capitalismo.
Escenario vacío. Las luces subieron, pero solo unos pocos segundos: era el momento de los bises. Pero estel último tramo del show transformó al reducto rockero en un boliche bailable. El pelado se sacó la boina y dejó al descubierto la calva que lo ha convertido en un ícono del rock nacional, lo que pareció generar una metamorfosis en su comportamiento y en el de la banda en cuanto a lo musical: cumbia, ska y cuarteto para todos. El lisiadito, La bomba loca y Asalto de cumbia hicieron bailar a toda La Trastienda de la mano de la destreza en las guitarras de Marcelo Predacino, Pepe Oregioni y Juan Ignacio Serrano (conocido como "Juanito el cantor") que se sumó para los últimos temas, además de ser el encargado de producir el próximo disco que tiene fecha de salida para fin de año. Desde el teclado Licina Picón hacía la base mientras Cecilia “Meni” Sbarbatti, Stella Maris Céspedes y Daniela Gonzalez hacían el colchón de voz necesario desde los coros para no dejar solo a Cordera. Los músicos volvieron a dejar libre el escenario y ante el reclamo del público, retornaron a los pocos minutos, esta vez para tocar Sencillamente de Bersuit, convertida en un ska furioso que por momento roza el cuarteto, así terminaron subiendo más de veinte chicas al escenario a bailar –incluso a acosar a Cordera- en lo que terminó siendo una fiesta. Una fiesta que se dio en simultáneo abajo y arriba del escenario, dejando en claro el nuevo lazo de conexión que hay entre público y banda, luego de que Cordera durante años tocara con Bersuit en estadios y hoy lo haga de manera más íntima.
Crónica y Fotos: Martín Ciraolo
No obstante los retornos a su pasado no tardaron en llegar: desde la durísima frase “no hay ciclo sin disolución aunque lo nuestro solo fue una eterna venganza” de la canción Almas armadas hasta el momento en el que dijo “Vamos a dejar ir un poco a Suelto”, para la llegada del tándem Un pacto y La soledad que revolucionaron a todos los bersuiteros melancólicos.
Y no fue lo único, porque verborrágico como siempre, dijo: “Si te proponen una experiencia en tu vida: ¿volverías a estar con la mujer que más quisiste o experimentarías con un nuevo amor? Yo personalmente, con las dos” Dejando las puertas abiertas para un futuro posible retorno de Bersuit.
El concierto, tuvo cuatro segmentos bien definidos. El primero en el presente, presentando las canciones de “Suelto”; un segundo con un viaje al pasado, y el tercero continuaba con esa travesía pero el movimiento en el tiempo fue hacia delante: entres los temas inéditos sonaron Iriscencia, una delicada balada, Rosaura, la controvertida canción que muestra la faceta “ecológica” del cantautor en un tema dedicado a su planta de marihuana, Tan real y los candombes Huguito en retirada –dedicada al famoso Huguito nombrado en la canción La Bolsa de Bersuit, fallecido el año pasado- y Se cae el capitalismo.
Escenario vacío. Las luces subieron, pero solo unos pocos segundos: era el momento de los bises. Pero estel último tramo del show transformó al reducto rockero en un boliche bailable. El pelado se sacó la boina y dejó al descubierto la calva que lo ha convertido en un ícono del rock nacional, lo que pareció generar una metamorfosis en su comportamiento y en el de la banda en cuanto a lo musical: cumbia, ska y cuarteto para todos. El lisiadito, La bomba loca y Asalto de cumbia hicieron bailar a toda La Trastienda de la mano de la destreza en las guitarras de Marcelo Predacino, Pepe Oregioni y Juan Ignacio Serrano (conocido como "Juanito el cantor") que se sumó para los últimos temas, además de ser el encargado de producir el próximo disco que tiene fecha de salida para fin de año. Desde el teclado Licina Picón hacía la base mientras Cecilia “Meni” Sbarbatti, Stella Maris Céspedes y Daniela Gonzalez hacían el colchón de voz necesario desde los coros para no dejar solo a Cordera. Los músicos volvieron a dejar libre el escenario y ante el reclamo del público, retornaron a los pocos minutos, esta vez para tocar Sencillamente de Bersuit, convertida en un ska furioso que por momento roza el cuarteto, así terminaron subiendo más de veinte chicas al escenario a bailar –incluso a acosar a Cordera- en lo que terminó siendo una fiesta. Una fiesta que se dio en simultáneo abajo y arriba del escenario, dejando en claro el nuevo lazo de conexión que hay entre público y banda, luego de que Cordera durante años tocara con Bersuit en estadios y hoy lo haga de manera más íntima.
Crónica y Fotos: Martín Ciraolo
La verdad que da pena verlo, a mi me dio mucha tristeza ver como se le acabo la cuerda al pelado, y que feo lo que hace, incluso los temas de bersuit suena feos, y lo de la fiesta es realmente familiar, porque no habia mucha gente y se ve que todos se conocian, como una fiesta privada en donde la gente baila y canta con lo que haya.
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