Arrancar el comienzo de una crónica (sabiendo detalles a lo largo del texto e incluso el final), es igual o más difícil que ponerse cara a cara ante tan inmenso festival. Quizás sea complicado pasar a texto ciertas ideas, corazonadas o puntos de vista pero, con seguridad, ir de un escenario a otro, recordar horarios y caminar por el barro… no tiene comparación.

Con algunas ediciones de Cosquin Rock a cuestas -pero por primera vez acreditados para cubrir-, el corazón se acelera al bajar del micro y encontrar la mística intacta que tanto lo caracteriza: las miles de remeras de bandas copando Avenida San Martin, el olor a paty y choripán que servirá como “bajón” de muchos y el espíritu desprejuiciado frente a los artistas que tocarían. En comparación, sería como aquellos que van a Gualeguaychú: si, hay fiesta dentro del predio siempre y cuando pagues una entrada; pero también hay rock allá afuera, hay bandas tocando en la calle, gente en el río y alcohol… mucho alcohol.


Rosario, me interesa tu geografía
Desde muy temprano el ambiente se había puesto agitado y las remeras piojosas y beriseras colmaban la extensa entrada al aeródromo. Pero no todo iba a ser rock and roll: Indios arremetió con sus rock pop en medio de un clima que también supo mezclar con total normalidad remeras de Almafuerte, Carajo y Malón (quienes harían lo suyo en el temático de Metal). Los rosarinos continúan con la presentación de su primer disco homónimo y le pusieron ritmo con temas como “Laberinto”, la hitera “Ya pasó” y “Jullie”.

Con los ideales en claro
Al grito de “insurrección popular, huelga general” (I.P.H.G.), Las Manos de Filippi salieron a desplegar todo su power sobre el escenario principal. En medio de la gira “Van por el oro”, su más reciente, repasaron temas como “El rey de la autocrítica” y “Multivitamínico” que pusieron a las sierras a bailar ska. Reluciendo sus pantalones cortos, zapatos y medias, el Cabra copó rápidamente la pasarela mientras el público se abalanzó para seguir al pie de la letra “Sr. Cobranza”.

Como estar en casa
Los primeros acordes, esa intro que solía ser reggae y ahora pone pies en movimiento, era la señal de que Los Pericos ya estaban listos para hacer cantar a todos. “Nada que perder” y “Complicado y aturdido” dieron la bienvenida a un set corto, de clásicos, pero contundente para plantar bandera. En un clima mas familiero y con el sol de a poco escabulléndose, sonaron “I’am waiting for your love” y a puro descontrol “Home sweet home”. El cierre con broche de oro se lo llevó “Casi nunca lo ves”
Mientras tanto, en el Escenario Alternativo, que tuvo más que interesantes propuestas a lo largo de los tres días del festival, Bigger llenaba de potencia la carpa a puro rock principalmente de la mano de los temas de su última placa, "Contraviento".

Entre madera y cables
No todo estaba allá afuera, también en lo más profundo del predio había acción en otro formato. Como dato color, la única banda que por primera vez tocaría los tres días, se presentaría en el Espacio Greiser y bastante desenchufados. Catupecu Machu se refugió bajo la gran carpa para hacer tan solo una punta de lo que fue su ciclo de shows bajo el nombre “Madera Microchip”. El costado acústico (con tintes electrónicos), quedó en evidencia con el arranque de “El grito después”. Incluso hubo lugar para versionar “Para vestirte hoy”, tema de Lisandro Aristimuño que se apoderó de las radios durante el verano. Entre pads y rápidos cambios entre guitarras y teclado de parte de Macabre, la gente se puso de pie (y hasta parados en las sillas) cuando sonó “Magia Veneno”. Como podía faltar, los gritos desaforados a los que nos tiene acostumbrado Fer Ruiz Diaz, le pusieron fin al show con “Y lo que quiero es que pises sin el suelo”. Un encuentro íntimo que cerró con un instrumental para bailar, creado especialmente para los recitales que una vez arrancaron en el Samsung Studio y llegaron a colmar el Gran Rex.


Monologos de la patria
El escenario principal emanaba buenas vibras y se sentía una paz insusual. En lo que fue una larga caminata, llegamos para el final de The Wailers, quienes regresaron a la Argentina en el marco del 71 aniversario del nacimiento de Bob Marley. Pero uno de los platos fuertes (ubicado en tablas y horario quizás discutible), estaba por llegar: Almafuerte salió a imponerse con “El visitante” seguida de “Patria al hombro”. Iorio habló de lo agradecido que estaba por volver al festival y poder compartirlos con amigos de ruta como Kapanga; de ahí se desprendió “Convide rutero”. En la recta final, “Trillando la fina” y “La máquina de picar carne” pusieron al campo en agite por lo que Iorio atinó a decir que llegar hasta ahí, para ellos era un “Triunfo”.

Lo que hay mas allá
Cerca de los puestos de comida, cerca de la peluquería y los tatuajes, pero también cerca de los baños… ahí estaban ellos: la propuesta de Fuerza Bruta este año no podía pasar desapercibida por lo que, un sector del predio no iba a ser suficiente. Pasadas las 20hs, la grúa comenzó a visitar todos los rincones del predio, mientras una de las chicas bailaba colgada de un arnés en lo más alto. Uno de los puntos altos es la interacción con el público, por lo que más de una valiente se animó se ser levantada y girar unas cuantas veces en medio de una tormenta de papelitos y música de murga constante. Pero si de percusiones se trataba, en el alternativo ya estaba La Bomba de Tiempo a pura improvisación con más de diez músicos en escena.

Cuarteto, rock, heavy y lo que se te ocurra!
Tras unos años de ausencia, volvieron los cuarteteros más roqueros de Argentina. Kapanga se subió cómodo para arrancar con “Motormusica”, el tema que da nombre a su último disco editado de forma independiente. “Nuestra presentación hubiese sido perfecta si Palazzo me hubiera concedido la sandía cuadrada que pedí”, rompió el hilo el Mono antes de presentar a Fer de Catupecu Machu y llevar el descontrol de la mano de “El Universal”. Al hilo y casi sin respiro le siguieron “Gauchito Gil” (un homenaje versión metalera) y “No me sueltes”. Si hablamos de estilos parecen estar curtidos en todo; en medio de la poguera “La Taberna” y sin ningún tipo de filtros hicieron chistes con Romeo Santos y Juan Luis Guerra y el significado real de sus canciones. Cerca de la media noche y al grito de “esta noche no duerme nadie”, el grupo de Quilmes coronó su performance con la clásica “El mono relojero” acompañado por Walter Meza de Horcas.




La lluvia y el rock and roll a la par
Con el Estadio Único de La Plata totalmente fresco, el lugar en la grilla era totalmente merecido. La lluvia amenazó por un rato a quienes ya estaban acomodados, pero no pareció importarles cuando La Beriso salió a la cancha con “Calavera”. Las banderas de los distintos barrios de todo el país no se hicieron esperar y flamearon fuerte “Mañana” y “Todo es mentira”. Los coros de los fanáticos siguieron firmes a la par de “Sobreviviendo” (tema versionado junto a Victor Heredia”) y mas canciones de su último álbum Historias, como “Madrugada” y “No me olvides” a pura emoción. La despedida fue con “Traicionero”, pero con la promesa de reencontrarse pronto con su público en los estadios DirecTv y Ferrocarril Oeste.


Ciudad animal
Acá es cuando hay detalles que se omiten pero habría que darlos por sentado: el frío y el cansancio de piernas comienzan a jugar una mala pasada, mas teniendo en cuenta las nueve horas de bandas que ya habían pasado. Pero a las miles de personas las tenía sin cuidado y seguían de pie esperando la salida de Ciro y Los Persas, los últimos de la noche. Sin mediar palabras “Astros” rompió el hielo, mientras que le siguió “Taxi boy” e “Insisto” ya con el carismático cantante calzándose la viola. Invitado de lujo de la noche: tras bambalinas apareció Miky Rodriguez para acompañarlos en “Tan solo”… bah, para seguir el cántico de los presentes. Extenso show en el que fue clave el feedback y los comentarios con los seguidores para dar pie a temas como “Ruleta”, “Como alí” y “Ciudad animal”, el último corte de 27. ¡Pero que nadie se vaya! Luego de mas de una hora y media de show, continuaron los clásicos “Servidor”, “Mirenla” y “Canción de cuna”. De ahí en más, se empezaron a calentar los motores para la segunda jornada con igual o más expectativa de parte de quienes se acercarían a ver a Don Osvaldo y los que disfrutan del buen reggae.

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