Levantarse, salir del refugio y tener las sierras a tus pies, no tiene comparación. Ni hablar del sol pegando duro sobre el techo y levantando mucho más la temperatura. Se acercaba otra jornada de música con un poco de dub de un lado y agite del otro. Desde un principio, el calor parecía ser el protagonista del día (y casi todo un logro el hecho de que no llueva el fin de semana del festival), pero pronto eso iba a cambiar y reinaría la incertidumbre frente a lo que pudiese pasar. El escenario temático del aeródromo estaba vestido de reggae y desde temprano las presentaciones darían que hablar.

Solo vos, Contravos.
Apenas minutos después de la apertura de puertas, llegamos al predio para el arranque de Contravos. El grupo encabezado por Gabriela Jurado se mostró entusiasmado por su primera vez en el Cosquin y realizó un repaso de su discografía con temas como “Llena de días”, “Contravos” y i, que se llevó los aplausos del público. También se tomaron su tiempo para seguir difundiendo “Anatomía de la canción”, su más reciente material: de esta forma sonaron “Lágrimas” y “Pecho”, ska que puso a todos a bailar.


Ponele fin a lo que te hace mal
La tarde se ponía oscura pero, en aquel rincón, la luz recién comenzaba a encenderse. Riddim salió rápido a las tablas a hacer de las suyas con “Mr. Bussines”. En un set corto aunque cargado de energía, la banda liderada por Pety recorrió clásicos como “Hey Bredda” y “La respuesta”. Siempre alentando, siempre invitando a mover el cuerpo, más de uno se animó a seguir al pie de la letra “Dando todo”. El cierre con aplausos y mucha expectativa por lo que seguía, fue de la mano de “Tu amor”, tema que supo ser corte y difusión “Donde brilla el sol”, uno de sus discos más reconocidos.

Rock-pop a la moda
El principal, un tanto atrasado, albergaría una variedad de músicos para todos los gustos. Los Etcheverria se plantaron con su marcado estilo tras ser la banda revelación del festival en la edición 2015. Entre el pop y la electrónica sonaron “Cambios” y “Algo mejor”. Incluso oscilaron con algunas baladas como “Donde hay o no hay” y “Gracias”, en donde Nico Cuño (conocido por ser el creador de la marca Key Biscayne), recorrió las tablas y se ganó la confianza de muchos presentes.


Cruzando las sierras
Tras su separación solo quedaron inquietudes. Sin dudas, se perfilaban como la banda reggae del momento y es que su trayectoria estaba en boca de todos. Ahora, con Kameleba alejado de los escenarios llega Black Dalí, el proyecto solista que Darío Alturria comenzó tras un viaje a Jamaica en el que compartió experiencias con la Sheengen Band (Alborosie). Con el carisma que tanto lo caracteriza, el puntano presentó temas de “El verbo de fuego”, su primer disco. Bailando y animando a los presentes, interpretó “Hechos” y “Actitud” en una especie de búsqueda interior. Tampoco faltaron los corte y difusión “Apagarme el sol” y “Experiencia Rasta”, en los que se acercó por la pasarela y demostró estar siempre apegado a su público.

Más que tres
Con la noche aprontándose, se hizo difícil distinguir entre la oscuridad del cielo y lo que en realidad se venía. Pero distraerse con aquella nube negra que bajaba por la montaña, era tan fácil como volver a enfocar la vista en el escenario principal y darse cuenta que no eran una gran banda, sino un power trío. Los Eruca Sativa salieron a demoler las tablas con “Nada Salvaje”, el single lanzado en el 2015 junto con el anuncio de su primer Luna Park. El repaso del set estuvo marcado por clásicos como “Magoo”, “El genio de la nada” y la balada “Amor ausente”. Cualquiera puede caer en el cliché de la imagen que puede causar dos primeras madres al mando del grupo, pero son más que eso; con esa fuerza que tanto los caracteriza, sumado a la voz de Lula Bertoldi, “Fuera o mas alla” llevo el descontrol al campo y se fueron muy agradecidos con “Queloquepasa” y “Desdobla”.


Bailemos rock and roll
“Locales Calientes” los llevó nuevamente a demostrar toda su impronta en el aeródromo. Directo desde la ciudad de las diagonales, Guasones hizo su entrada a todo trapo con “Ya estoy subiendo” seguida de “Pobre tipo”. De la acústica a la eléctrica, Facundo Soto se paseó por el escenario animando al público mientras se intentaba sobrellevar la lluvia (repentina aparición!). Temas como “Todavía” y “Pasan las horas” sonaron en formatos diferentes a los que ya venían haciendo, una especie de constante renovación de la banda y que los asienta como una de las más reconocidas de su estilo. Las banderas coparon el predio al ritmo de “Desiree 2” y otras tantas se fueron apagando porque el agua otra vez hizo de las suyas y a varios los agarró desprevenidos. A puro agite el grupo se despidió con “Gracias” y “Dame” debajo de un diluvio que comenzó a preocupar a la organización.


Salir a flote
Los uruguayos salieron a la cancha a dejar todo, hasta donde se pudo. Apenas arrancado el show, el diluvio era tal que los temas se veian interrumpidos por varios minutos mientras secaban algunos equipos. Con el set remado entre charcos y constantes irrupciones, La Vela Puerca continuaba con el repaso de “Erase”, su más reciente placa, hasta que por medidas de seguridad salieron con un anuncio oficial: el show debía terminar para darle paso a Las Pastillas del Abuelo. Pasada la 1am y con el predio completamente embarrado, el grupo encabezado por Piti Fernández llevó adelante su show con una lluvia más leve, pero que ya había causado molestias y muchos optaron por abandonar el lugar, entre bronca y un frío descomunal.
El show de los porteños empezó con dos temas de "Paradojas", su último disco. "Inercia" y "Absolutismos", para seguir con el hit "Tantas Escaleras".
Durante el show se sucedieron temas de los últimos discos de la banda como "Viles medios", "Desde la postura", "Osiris", "Permiso y prometo" y "Que vicios tengo".
Con la gente aún empapada, pero dispuesta a disfrutar y meter fiesta, el recital llegó a su parte final, donde la banda cerró un potente show con "Ojos de dragón", "Viejo Karma" y "Otra vuelta de tuerca".
Así se fue la segunda jornada del Cosquin Rock 2016, con un día agotador, con una tormenta en el medio, y un cierre no tan caluroso como podría haber sido, pero con una banda que dejo todo para que los que se quedaron disfruten al máximo.

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