Un disco del Indio Solari siempre es algo que hace revolotear hasta el más insípido seguidor de la música en Argentina. Y también a los que no lo son.
En este caso, "Pajaritos, bravos muchachitos", el cuarto disco solista del Indio era esperadísimo, particularmente después del hito que marcó su recital en Mendoza ante 120.000 personas.
Conceptualmente el disco se presenta impecable desde la estética, con su ya habitual presentación rectangular y también desde el sonido, con una producción impecable a cargo del dúo fundamentalista Aramberri / Carrizo.
El disco se apoya principalmente en las líricas de Solari ("El fisgón ciego") y en Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, esa increíble banda que lo sostiene entre cruce de violas entre Benegas y Comotto, un bajo constante de parte de Marcelo Torres, la mezcla de baterías a cargo de los productores antes mencionados, los vientos de Tallarita y Colombo, y un teclado que suena perfecto de la mano de Sbaraglia.
Demenuzando un poco el disco podemos encontrar (quizás) el disco mas conceptual a nivel sonido, donde los temas suenan con una cadencia rockera clarísima, pero a la vez con una postproducción electrónica ajustada, ya característica de la música ideada por el Indio y llevada a la práctica por Los Fundamentalistas.
El disco rompe el hielo con "A los pájaros que cantan sobre las selvas de internet" con un sonido de viento y luego marca el ritmo la batería y el teclado, superpuestos a un potente grito gutural "Uh ah, uha, uh ah, uha". Aquí se destacan también las violas y el registro de voz del Indio.
Seguido aparece "Beemedobleve", que parte con una melodía épica armada por las violas de Comotto y Benegas y despliega esa emotividad sobre la voz del Indio (que es acompañada por una especie de autotune).
"A la luz de la luna" es el tercer tema, que atraviesa una clásica "historia de minita" sobre un riff potente, muy rockero y hitero.
A continuación aparecen dos temas que tiene una impronta muy similar a las de su antecesor, "El perfume de la tempestad": "Las supersticiones traen mala suerte" y "Amok! Amok!". Ambos temas se presentan con una base densa y oscura, con las guitarras al palo (prestar mucha atención al solo final de "Las supersticiones...") y un gran apoyo de los vientos. Este mismo estilo aparecerá posteriormente en "Cada pequeña muerte", con una letra increíble, al igual que los solos que bordean constantemente el tema al igual que en "Había una vez" quizás el tema mas "hitero" del disco.
Para quebrar con ese ambiente generado en los temas anteriores, aparece con violencia "Chau mohicano", un hard rock clásico al palo con una letra clara y aparentemente autoreferencial y que, de paso, le da nombre al disco con uno de sus pasajes. Sigue esa línea otro rock "Arca monster" donde los vientos y las baterías marcan el ritmo y lo rompen constantemente en el estribillo.
Para seguir in crescendo, aparece (para el gusto de quien suscribe) uno de los mejores temas del "Pajaritos, bravos muchachitos", que es "Babas del diablo". Rock en todo su esplendor. Violas bien arriba, virtuosas y con solos increíbles, una base constante e hipnótica de batería y un estribillo pegadizo desde la lírica y el sonido.
El disco empieza a despedirse, como si fuera un recital del Indio, y aparece un tema downtempo, con una cadenciosa voz por parte del Indio, que suena apesadumbrado, solitario y atravesando un dolor de amor acompañado por los solos de guitarra y los increíbles sonidos que genera Sbaraglia al teclado.
"Un par de fantasmas" mezcla rockito y música industrial con riffs hiteros para dar un falso cierre al disco.
Luego un corte, sonido de pajaritos, voces charlando a lo lejos y, de golpe, ¡un acordéon!
Con letra del Indio y música de Dawi - Sidotti - Bucarelli, aparece el tan esperado track que grabaron los ex Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota en modo "cumbre" (pero sin Skay). Un tema con estirpe ricotera, con el detalle de que prácticamente no se escucha una guitarra (como dejándole el hueco al ausente con aviso), con una melodía que remite un poco a "Masacre en el puticlub". Un excelente tema para el cierre de un disco que, probablemente, sea uno de los mas completos, a nivel producción, de la carrera solista del Indio.
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