Verenzuela al micrófono para cantar Ades tiempo, también de la placa que cumple diez años. Con la atmósfera provocada por ese tema, se hizo un gran silencio. Dani Suárez, y punto aparte para resaltar sus dotes vocales, secundado por Nano Campoliete (hombre orquesta) realizaron una exquisita versión de Te para Tres en homenaje a Gustavo Cerati en relación a su reciente fallecimiento, culminando así con la primera mitad del show.
Tiempo de “Hijos del Culo”: el tándem Desconexión sideral y Veneno de humanidad calzaron como anillo al dedo a la noche del Luna Park; que se vieron potenciadas por la reversionada y rockera versión de Vuelos, que fuera dedicada a Estela de Carlotto tras la aparición de su nieto pocas semanas atrás. No obstante, las revoluciones bajaron con Cuatro vientos –popularizada por la serie de tv “Sres. Papis”-. Acto seguido, No te olvides, donde Pepe Céspedes se anima a cantar (y de qué manera) y aquí pongo punto seguido, o aparte debería ser. Segundo momento de altísimo vuelo en la noche del Luna Park: Lito Vitale invitado al teclado permite que Juan Subirá pase como frontman a cantar La próxima curda. No solo desde el vamos es interesante ese juego y el guiño con “La última curda” sino que un aire tanguero, bien tanguero, logra sacarle el jugo a toda la banda, sobre todo dejando lucir a Osky Righi desde las seis cuerdas lo que lleva la canción al rock; a un rock furioso.
Patricio Bonfiglio y su acordeón se sumaron al escenario. Sobre la tarima, a unos metros de altura, le puso sus condimentos para que continuara el tango en la noche para una muy original versión de Porteño de Ley. Y como si fuera poco, la frutilla del postre: Perro Amor Explota, tercer punto fuerte de la presentación donde se vio a todo (todo todo) el estadio saltando al compás de toda la banda.
Ya promediaba el concierto. La gente además de estar a pleno con el show, iba y venía de la barra; pero hacía falta algo más. Y así lo entendió la banda: de lo nuevo, La señora, un cuarteto que levantó al estadio y El viejo de arriba, con el brillante murguero Ariel Prat en escena. “Para los buitres de afuera, y los buitres de adentro” dijo Suarez, preámbulo para Sr. Cobranza que dinamitó el campo del Luna Park. Entrometido ese tema, ya que venía una seguidilla para bailar: Yo tomo y Me voy, que tuvo en escena a los bailarines vestidos igual que en el flamante video clip.
El show ya se iba. No quedaba mucho más. Y si diez años no son nada, y si las presentaciones míticas allá por 2004 dejaron una gran huella, no podía faltar La argentinidad al Palo. Y otra vez bajamos: así como Cerati tuvo su homenaje, el Flaco Spinetta también. Verenzuela cantó una conmovedora versión de Para Luis, último track del disco El baile interior.
Prat a escena de nuevo. Quizás, el mejor homenaje a los diez años de La argentinidad: Al olor del hogar, en una delicada y prolija versión cantada a duo entre el invitado y Suarez. Exquisito.
Y ahora sí, había que cerrar. Un tema emblema de la banda: por la música, por el contenido de su letra, por lo que genera en el público, por lo que representa ese contenido lírico en nuestra propia historia e idiosincrasia, El viento trae una copla para la despedida. Todos los invitados de a lo largo de todo el show subieron a cantar, además de que también se sumó Alejandro Caraballo para tocar el bombo, el bombo murguero que le da ese toque tan particular.
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