No hacía falta de su parte aclarar que las entradas estaban agotadas porque nadie iba a querer perderse de semejante evento (algo así como una obviedad). ¿Sirvió para dejar ‘manija’ a los seguidores? Si, claro. Pero saliendo de ese cliché y poniéndonos más minuciosos, sirvió para realzar lo que ya se sabe: el esfuerzo y la constancia dieron sus frutos y Salta La Banca llega a pulmón a copar el mítico estadio Luna Park.
De muchos puntos del país e incluso hermanos uruguayos se acercaron en combis y micros, preparados para el show mas importante en la carrera del sexteto. Temprano colmaron la sala mientras en las pantallas se mostraba la previa de los músicos antes de salir a tocar.
Cerca de las 21:30 la banda salió para encontrarse un estadio colmado de banderas y globos, fruto del esfuerzo y convicción de sus ideales; “Nosotros” fue el tema elegido par abrir la velada. Aunque a Santi le tardó en caer la ficha de dónde estaba, rápido se amigó con el escenario y se empeñó en recorrerlo de uno lado a otro con la viola calzada. Con la energía que los caracteriza y el público fiel a cada canción le siguieron “Tan blanca, tan azul” y “Falto de asfalto”.
“Buenas noches Luna Park!”, fue lo primero que atinó a decir Aysine ante la inmensidad de la fiesta que recién arrancaba y que prometía ser inolvidable. Los invitados fueron solo una de las sorpresas que prepararon: la versión furiosa de “El relato” estuvo a cargo de Gaspar Benegas, y sus compañeros Pecho y el Cabra de Las Manos de Filippi.
Los agradecimientos sobraron y la respuesta de los fanáticos era inmediata, desde el agite hasta los cantos, desde los aplausos hasta las emociones. “Qué hacemos acá? Yo estaba jugando a las cartas en casa!” se animó a bromear Santi y, para terminar de romper el hielo, le dio el micrófono al campo en “Tren al Eden”. El bailongo y las chicas subidas a los hombros coparon el campo de la mano de “Sueño”, con el Condor de Bersuit Vergarabat animando a todos. Los coros y el pogo siguieron con “Dolores”, “Luna de luna” e “Ilusa ilusión”.
Las pantallas que acompañaron firme cada clima del show, esta vez pidieron justicia por Luciano. El silencio se hizo del estadio para contemplar, pero principalmente para acompañar a Monica Alegre (la madre), acompañada por una representante de Familiares y Amigos de Luciano Arruga. “Vencimos chicos. Hoy mas que nunca tenemos que cantar esta COPLA con fuerza. Agradezco a todos ustedes porque hoy todos son Luciano... lo veo en cada uno de ustedes. Soy Mónica Alegre, vivo en una villa y soy la orgullosa madre de Luciano Nahuel Arruga”.
La Orquesta Fernández Fierro desplegó su fuerza para potenciar “Heidi” y se quedó mientras Diego Fauci (La Caverna) aportaba su voz en “Brujula” para luego rendir homenaje a Sandro con “Ave de paso”. Al escenario subió otro de los grandes amigos: Pantera, frontman de De la gran piñata, no se quiso quedar afuera y le puso su carisma a “El”. “Vamos con el tema más maricón que tiene Visceral”, anticipó Santi que ya sin miedo alguno encaró “Tus iniciales”.
A esta altura se podría decir que faltaba poco pero mucho por delante. Sin respiro y mimetizándose con la carga de fanatismo que corría en el ex Palacio de los Deportes, le dieron rienda suelta a “Paladín”, “Ellos”, “Laburo” y “Vosotros”.
No será de sangre pero es como un hermano y los códigos los viven como igual; ya con la guitarra lista apareció Ale Kurz que, a pesar de las imperfecciones dijo que “siempre serán eternos”. Así le dio el pie para tocar “Seremos” seguida de “Somos”.
Poco más de dos horas y media después (bordeando las tres) de incansables cantos, descontroles y por sobre todas las cosas, mucha felicidad de los presentes, el grupo se despidió con “La espada del recelo” y “Que salte la banca”. En historia: seis años y cuatro discos después (contando C.O.P.L.A.), el camino parece recién empezar y los deseos se van cumpliendo a merced de quienes no podían creerlos. Así van rompiendo con esa ilusa ilusión y destacando el trabajo independiente, sin ayuda de nadie más que del boca en boca de quienes entienden que el sueño es del que lo hace por amor.
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