Todo un camino recorrido y tres discos de estudio sonando, ya es más que un motivo para festejar a lo grande. Diez años después de aquél primer toque, La Condena de Cain demuestra madurez y un aprendizaje sólido... y ni hablar de las ganas de pasarla bien y hace música. Tras haber llenado varios de los conocidos reductos de Buenos Aires, la banda (mitad de Capital Federal, mitad Puerto Madryn) se prepara y lleva su apuesta al máximo para celebrar la década.

Con motivo de la presentación en Niceto, nos acercamos en medio de los ensayos a charlar con Mati Westerkamp acerca de las expectativas y cómo fue sostener este proyecto de forma independiente. 

MD: ¿Cómo es que se da esa fusión de bandas de Puerto Madryn y Capital Federal, para formar La Condena?
MW: Sawa (cantante) es de Puerto Madryn y conoce Hactor (teclados) que se suma a la banda que ya tenía… se llamaba La marca de Caín. En cierto momento deciden venir a vivir a Buenos Aires y ahí es cuando nos cruzamos estudiando música. Yo estaba junto a Marcelo (bajo) y Dani (batería) en un proyecto llamado La Condena de Sigfrid y se dio naturalmente la unió. Empezamos a seleccionar temas de uno y otro grupo y después de varios ensayos hicimos nuestro primer show, unos veinte días antes de la tragedia de Cromañon. Para principios del 2005 grabamos un EP para salir de gira con un material en concreto y el sonido actualizado.

MD: El estilo de cada banda ¿era similar o escuchaban cosas diferentes?
MW: Nos unió Sumo, Los Redondos… básicamente las que tenían vientos incorporados. Se dio como una mezcla entre una parte más bien roquenrolera y fiestera con otra totalmente oscura. De ahí sale nuestro propio camino como La Condena.


MD: Puntualmente para “Vendaval”, ¿cómo fue el trabajo con Ale Kurz y Ale Vazquez?
MW: A Ale Vazquez lo conocí cuando filmaron el dvd de El Bordo y desde ahí forjamos una buena amistad. Teníamos los quince temas del disco pero no sabíamos dónde grabarlo. Le propuse la idea a los chicos y le alcancé las canciones que ya teníamos grabadas: nos dijo que teníamos que trabajar algunas cosas, pero que veníamos encaminados. Ahí fue cuando propuso que Ale Kurz se sumara porqué él ya nos había visto tocar y podía tener una visión con lupa. Se encargaron de que hagamos un disco más cancionero, con un poco menos de caños que los discos anteriores y más teclados… volver a la cosa más primitiva de la voz, las violas y las estructuras.

MD: ¿Qué metas pudieron cumplir y cuáles no, teniendo en cuenta estos años de trabajo independiente?
MW: Creo que la de hacer música y ser felices está cumplida. Disfrutamos mucho de componer, es hermoso ese aprendizaje más teniendo en cuenta que nos hicimos amigos y nos conocimos en el camino. Todo eso llevó su tiempo amoldarlo. Por suerte desde que salió “Vendaval” y logramos que maso menos la banda se autosustente. Tampoco estamos cerrados a nada, arrancamos con otra mentalidad y terminamos aprendiendo que los tiempos cambian y hay que abrir el bocho. Igualmente preferimos hacer las cosas nosotros porque nos tenemos confianza.

MD: Desde que se iniciaron en el camino compartieron escenario con muchas bandas importantes, ¿qué se llevan de esas experiencias?
MW: Para nosotros es muy importante y creo que en ésta época del rock se está recuperando lo que se daba en los 70 y 80: invitar a tocar a otros artistas del entorno… me parece que todo eso en un momento se perdió. Se está reavivando el espíritu de compartir y sobre todo aprender de la diferencia y disfrutarlo. Te nutre como músico tocar con otro gran artista y así te vas llevando amigos… de hecho hay un grupo en el que estamos varios guitarristas y nos juntamos a comer asados e intercambiamos cosas técnicas y artísticas.


MD: Se viene el festejo de los 10 años en Niceto… ¿qué pueden adelantar?
SW: Vamos a hacer un repaso de toda la historia. A los largo de estos años fuimos complementando los shows con actores, gente pintando en vivo y cuestiones poéticas… es algo que nos gusta mucho. Todo eso va a estar más allá de las visuales que ya las estamos preparando. No vamos a correr el foco de lo que es “Vendaval”, porque sentimos que el disco fue como un quiebre, tanto interno como externo al grupo. Es un escenario nuevo pero después de hacer varios Uniclub llenos, decidimos dar un paso más e ir por un lugar más grande… estamos contentos y ansiosos!

MD: ¿Y si hablamos de planes para el año que viene?
SW: De hecho, ya estamos componiendo. Lo que no tenemos es mucho tiempo entre los toques y que hace poco Dani fue papá… no se generan muchos huecos y eso es lo que más se necesita. Creo que igual a “Vendaval” le queda un poco más y recién para fin de año vamos a pensar dónde grabar lo nuevo. 


La condena de Caín se presenta en Niceto Club (Niceto Vega 5510) el próximo jueves 30 de octubre desde las 21hs. Las entradas anticipadas a $60 ya se pueden conseguir a través de sistema Ticketek y en sus puntos habilitados. 

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