La fiesta del rock setentoso ya tiene su movida propia. Todos los viernes en el Uniclub (Guardia Vieja 3360) y las vísperas de feriados en Grow (Nazca y Rivadavia) se llevan a cabo las Groovestock, un espacio en el que nadie paga por entrar hasta la 1am, hay bandas en vivo, videos y por sobre todas las cosas, buenas vibras.

Sargento Ginebra es la banda creada para animar cada noche, con covers que recorren todos los estilos musicales e invitados sorpresas para que cada velada sea única. Por eso, Mi Drockga Web habló con Leandro Kohon, cantante del grupo, sobre cómo es que encajan en la fiesta y la movida de las bandas under en la actualidad.
MD: ¿Cómo surgió la idea de ser una banda solo de covers?
L:
Surgió porque nosotros empezamos a hacer una fiesta de rock que se llama Groovestock y teníamos ganas de darle un componente plus de artística. El nombre de la fiesta viene de Woodstock y justamente nos basamos en el rock de los 70 y 80.

MD: Sería como juntar a todas las bandas en una…
L:
Si, la verdad que si… un montón de estilos y bandas en una. Surgimos como un proyecto junto con las fiestas, como que queríamos darle un condimento que entretenga a la gente. Empezamos a zapar y la cosa fue tomando forma…

MD: La elección de los temas, ¿es porque están familiarizados con ellos, o surgen al azar?
L:
Tratamos de hacer un poco de cada cosa. Intentamos tocar temas que la gente conozca y así se identifican un poco. También tratamos de bajar línea tocando temas desconocidos, por ejemplo, de Deep Purple y que son efectivos. Se trata de darle lo que a todos les gusta y también de sorprender. Es un equilibrio entre esas dos puntas.


MD: ¿Les pasó que las influencias de cada integrante los llevaron a recorrer varios estilos?
L:
Totalmente. Considero que en toda banda los integrantes traen un bagaje de lo que escuchó y muchas veces coinciden o no. Yo creo que uno no se pude quedar esperando a que lleguen las circunstancias ideales para poder presentar lo suyo. Me parece que se tienen que adaptar a la gente que tienen alrededor, poder decir lo que le gusta y ser flexible frente a los demás.

MD: Los invitados de cada noche, así como lo fue una vez Skay Beilinson, ¿quedan como invitados o son amigos?
L:
Las dos cosas. Para mi el requisito de tocar con gente es tener buena onda. Me parece que a partir de ahí se redirige todo. También nos ha pasado que viene alguien del público y se sube a hacer algo más improvisado y diferente. Hay veces que los invitados vienen a ensayar porque quieren que salgan bien las cosas, pero muchas veces están tomando algo en la barra, de paso, y terminan viniendo… La banda esta preparada, justamente para eso, para lo impensado.

MD: ¿Cómo ves la movida de las bandas under presentándose en la trasnoche?
L:
Está bueno que se haya recuperado el espacio donde toquen bandas. Antes, generalmente, tenían que organizar su movida, ahora también, pero las fiestas les permiten tocar para un público casual y diferente. También está bueno que tenga mayores canales para tocar y no necesariamente hacer una inversión, cosa que no le genere presión por ese lado. En las Groovestock siempre estamos nosotros e invitamos dos bandas más a compartir el escenario, por ejemplo, y no le cobramos alquiler. Además, la gente pasa gratis hasta la 1 am. Todos somos músicos que tocamos en diferentes grupos y sabemos lo qué es remarla, lo importante que es tener un buen lugar con un buen sonido… lo hacemos con todo gusto…

MD: ¿Se plantearon alguna vez correrse de las Groovestock y hacer una fecha propia?
L:
La verdad que no, todavía… Nosotros, somos miembros de bandas diferentes y la movida de producir algo se lo dedicamos cada uno a lo suyo. Todo eso que requiere mayor grado de planificación va para nuestros proyectos particulares. Sargento Ginebra fue concebido solo para las fiestas Groovestock. Pero la banda va creciendo y no descartamos ninguna posibilidad: puede que alguna vez nos inviten a telonear a un grupo y creo que estaría bueno… simplemente que ahora no se dio. Nos han preguntado también si vamos a grabar un disco y lo cierto es que no lo sabemos.



Nicolás Lopez Becerra

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