"Soy un ángel gris, vivo en carne viva. Busco algún lugar mejor, donde sanar mis heridas". Refugiado en la música y en su familia, Cesar Andino salió adelante a pesar de las adversidades. Tras el accidente junto Gabriel Ruiz Díaz en el 2006, su salud comenzó a empeorar y, aunque las cirugías y medicamentos calmaban los dolores por momentos, su pasión por transmitir nunca se deterioró.

Con una tranquilidad destacable frente a lo que se viene, se prepara junto a Cabezones para brindar el último show en Capital Federal antes de su próxima intervención: a través de un comunicado oficial, confirmó que deberán amputarle una pierna. Pero no se deja engañar y sigue apostando por lo que ama con el equilibrio de no pensar tanto a futuro. 

Tuvimos la oportunidad de charlar un rato con él sobre cómo cambió su forma de ver las cosas tras el alejamiento de los miembros originales de la banda y el día a día tras cada operación.

MD: Se viene el festejo de los 20 años, ¿te imaginabas cuando arrancó el proyecto que iban a llegar tan lejos?
CA: La verdad que no. Siento que la vida fue muy generosa conmigo, me dejó llegar hasta donde pretendía y estoy feliz por todo eso. Sinceramente ya es demasiado lo que pasó. Las cosas que me imaginé las pude llevar adelante; no hubiera conocido toda la Argentina y un montón de países si no me hubiese puesto a tocar. Me dio mucho más: la madre de mis hijas. La banda es parte de mi vida, de las mejores y de las peores cosas.


MD: ¿Notaste algún cambio en la relación con el público?
CA: Los chicos fueron creciendo y veo que tienen sus familias, sus obligaciones. En el camino aparecieron seguidores nuevos que quizás se perdieron momentos, como los shows con la formación original. Son cosas que marcaron mucho. 

MD: Y es que uno de los últimos shows fue en Estadio Obras en el 2006…
CA: Esa y una más en Peteco’s (Lomas de Zamora). En ese momento, yo me había internado por una adicción a la morfina cuando salió la invitación para tocar con Aerosmith en River y los chicos no quisieron. Ahí nos pusimos a discutir, pero no de enfrentamiento sino de lo que quería hacer cada uno. La relación no estaba bien desde hacía un tiempo. Se decidió que era el momento de parar la pelota aunque para mí, particularmente, no era así.

MD: ¿Siempre tuviste en claro que querías seguir con Cabezones o en algún momento se te ocurrió ponerle fin?
CA: Sabía que iba a seguir tocando. Esto me llevó tiempo, resigné e invertí mucho amor y pasión. Así como a ellos les parecía que estaba bien no continuar, yo plantee que sí quería. Cuando surgió la posibilidad de acompañar en el escenario a Marilyn Manson, nuestra productora los contactó pero no quisieron presentarse. Entonces junto con Alejandro llamamos a otros músicos para reanudar los recitales.


MD: ¿Fue por apoyarte en la música la decisión de no parar?
CA: Creo que en ningún momento se me ocurriría dejar de hacer algo que me gusta tanto. No solamente eso: tengo tres hijas y esto es mi fuente de ingreso… es mi trabajo. Nunca se me cruzó por la cabeza dejar de hacer música, tanto a pesar del accidente como de un montón de cosas. Por otro lado, cuando estaba en silla de ruedas pensaba que, gracias a Dios, podía usar la voz. No sabía si iba a seguir caminando, pero estaba agradecido de poder cantar. Si los chicos no lo entendieron así, los respeto y es que tienen su manera de ver las cosas. Fueron mis amigos y, seguramente, en muchísimas cosas tuvieron la razón y yo no. Son personas maravillosas y les deseo la mejor felicidad del mundo. No por eso estoy enojado, ni peleado.

MD: Y también seguiste componiendo. ¿Pudiste hacerlo igual que siempre?
CA: No, nada fue lo mismo. Si bien yo era el que componía las letras y las melodías, la composición musical partía de Alejandro o de Esteban. Entonces, al contrario, fue muy trabajoso porque me llevó mucho tiempo hacer canciones que me gustasen. Llegué a una multitud de palabras que tenía para decir pero no las quería mencionar como una declaración de vida. Por eso “Solo”, me parece un gran disco que me representa más a mí que a una banda.

MD: Las ganas de comunicar nunca se fueron por lo que imagino que de ahí surge tu libro “Algunas palabras de madrugada”...
CA: Tengo la facilidad de expresarme desde muy chico. De hecho, de adolescente le escribía las cartas de amor a la novia de un amigo (risas); le iba traduciendo cosas como que todas las mañanas pensaba en ella y que la necesitaba. Estaba buenísimo, me sentía bien. También pasa porque mi tía es escritora de poemas, una persona muy inteligente y capaz. Leía mucho y eso fue decantando. Me di cuenta que las canciones no me costaban, las palabras salían y todo era cuestión de buen gusto poder ordenarlas. A partir de esto me fui generando otro espacio y quizás ese sea mi futuro, no sé si comercial, pero si para el momento cuando no pueda subir más al escenario. 

MD: ¿Crees que esa sumatoria de sucesos influyó en la imagen de Cabezones?
CA: Si, claro. Incluso, muchos chicos iban porque les gustaba la música y otro por las letras… es como que cada uno tenía a su fan. Si a vos te gusta una banda por el guitarrista y esa persona deja de tocar, te deja de gustar el grupo. El desmembramiento de los integrantes llevó a que pase lo mismo con el público. Algo lógico que sabía que iba a ocurrir: si bien el nombre no es nuevo, para la gente fue como un empezar de cero.

MD: ¿Seguís recibiendo noticias de Gabriel?
CA: Hace mucho que no voy a verlo. Pasaron cosas entre nosotros que nos distanciaron pero sí hablo de vez en cuando con la madre. Antes era más unida la comunicación.

Pasajero en extinción (Dvd "Bienvenidos)

MD: ¿Qué se te pasaba por la cabeza cada vez que se acercaba una fecha de entrada al quirófano?
CA: Que cometí muchos errores y creo que en la vida se los va pagando. Tengo la idea de que hay hacerse cargo de lo que uno hizo. Pero también entiendo que te va dando lugares para recuperarte o todo lo contrario, te termina cagando a trompadas… y a mí me han pegado bastante. Siempre tuve la certeza de que me podía volver a levantar y seguir. Entonces es lo que va a suceder con las operaciones: si no puedo continuar, cuando salga me lo van a decir o quizás no salga. Una de las cirugías, la decimotercera, no era complicada y sin embargo se me rompió la arteria femoral, perdí mucha sangre y quedé al borde de la muerte. A pesar de todo pude tener una hija y ser muy feliz, que es lo que más interesa. Si tengo que pasar por todo eso de vuelta para disfrutar lo que tengo, lo hago de nuevo.

MD: A grandes rasgos, ¿qué es lo que preparan para el show del Roxy Live?
CA: Vamos a hacer un repaso general de toda la discografía. Va a ser la última fecha en Capital Federal antes de mi próxima operación. No sé de qué forma va a resultar en mí tanto a nivel físico como personal. Tomo esto como una despedida porque desconozco si va a ser para siempre. Pero sigo estando muy contento porque Cabezones me dio todo lo que tengo hoy. Ante la peor tormenta, la mejor sonrisa siempre.

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