Desde temprano yakuzeros y descalzos fueron poblando el Teatro de Flores para una propuesta distinta. La alternativa que ofrecían Pampa Yakuza y Andando Descalzo era la de observar la fusión de dos bandas para un único recital. Dado a luz como proyecto el 28 de junio del año pasado bajo el título de “Ilógico que no estuvieran Juntos” en alegoría a canciones de los dos conjuntos, no creo que se hayan imaginado este presente. En aquel concierto, el arranque y el final fue en conjunto; durante el desarrollo fueron dos sets distintos, donde se tomaron prestados algunos temas que fueron reversionados por la banda que estaba en escenario.
El viernes fue distinto, incluso rebautizado el título del espectáculo. A otra cosa y Un mundo: una y una para un arranque bien power a dos baterías, tres guitarras, tres voces, trompeta, saxo, trombón y dos percusionistas (el bajo iba rotando según la banda: los temas de Andando Descalzo estaba Emiliano de la Encarnación y en los de Pampa Yakuza, Ricardo Jahni). “Chikirachi! Chikirachi!” se lo escuchó a Federico “Yaku” Quiroga para introducir Dejarse llevar de Pampa; la gente comenzaba a bailar y saltar simultáneamente que acoplaba una de las guitarras y el sonido volvía a ser moneda corriente en el ex Teatro Fénix. Un mundo rompió con la armonía abajo del escenario; la gente comenzó a poguear mientras se solucionaban los inconvenientes sonoros.
Ya había comenzado; la gente se había acostumbrado a la formación que estaba arriba del escenario, pero el momento de los enroques había comenzado. Andar, de Andando Descalzo, fue cantada a dúo por Quiroga y Hernán Saravia; a continuación, Bla bla bla fue cantada por Juan Ignacio Rodriguez, además de poner en primera fila a Ariel Paladino mostrando sus dotes como guitarrista.
Pampa Yakuza abandonó el escenario, excepto Gustavo Vitale que acompañó desde la percusión a los Andando que por primera vez en la noche traían un poco de cumbia a la arena de Flores con Hoy y Luz. Afuera Andando Descalzo ahora. Pampa Yakuza se despachó con Hagamos uno y Desde el umbral, donde lució a Salvador Rodofili y a Darío Varela desde el saxo y trombón respectivamente, para que luego se cierre el telón.
La gente que venía muy arriba tuvo su momento para tomar aire. Y no solamente tomar aire, ya que con la apertura la disposición de los músicos había sido modificada: set acústico en el que incluyeron Serena (que mostró a toda la gente sentada en el piso acompañando con sus voces a Saravia y Rodriguez), canción en la que Lucho Katz estuvo tocando el banjo, a Adrián “Galle” Brunetto la guitarra eléctrica y Paladino una acústica, más Vitale a cargo del cajón peruano y Maxi Suppa en la percusión en combinación con las dos baterías que sonaban por detrás. Rodofili pasó a tocar el acordeón para una exquisita versión de Llorar que resolver que dio paso a una nueva modificación en el escenario.
Out los Pampa para que sonara un tango-rock melancólico como lo es Ilógico. Sin embargo poco duró ya que Cuidando el Empate abrió paso para un mini-segmento yakuzero bien rockero que contó con La mañana del mañana y Sol de los pobres –a tres violas-. Para no perder el espíritu de ese pasaje, Arremangado mantuvo el pogo al mismo nivel con Andando Descalzo solamente. Formación que se mantuvo para un tema más. Me rectifico: no fue un tema más. Se extrañaba la faceta showman de Juani Rodriguez que salió a relucir en Judas Priest, donde creo un clima psicodélico-chistoso respaldado por el teclado de Pablo “Bocha” Otero. “¿Están cansados?” preguntó el cantante al público que automáticamente (y como tradicionalmente lo realiza) contestó con insultos unísonos. “Ari no tiene nada que ver. ¡Qué grasas que son!” Contestó el cantante, mientas Ariel Viale de Pampa Yakuza se sumaba a Volveré que contó con la apoyatura de lo escenográfico: las pantallas de leds ubicadas por detrás de los músicos mostró en letra de imprenta bien grande el nombre de la canción. “El pianista está jugando” dijo Suppa desde la percusión –mientras a su lado Saravia y Vitale hacían palmas- al momento donde Otero tuvo su momento de lujo con un gran solo de piano, mientras la gente bailaba a más no poder. Sin pestanear, enganchada a la canción anterior, Juntos -uno de los emblemas de Pampa Yakuza- iba introduciendo el concierto a su tramo final.
Los ánimos estaban muy arriba y eso fue potenciado por el excelso mash up Brillante Sol-Sentí corazón que obró como uno de los momentos musicales más altos de la noche. Un temita más para cada uno: De Vuelta para Pampa y Flor para Andando, que hizo desfilar a un grupo de muchachas arriba del escenario que bailaron a la par del cantante.
El viernes fue distinto, incluso rebautizado el título del espectáculo. A otra cosa y Un mundo: una y una para un arranque bien power a dos baterías, tres guitarras, tres voces, trompeta, saxo, trombón y dos percusionistas (el bajo iba rotando según la banda: los temas de Andando Descalzo estaba Emiliano de la Encarnación y en los de Pampa Yakuza, Ricardo Jahni). “Chikirachi! Chikirachi!” se lo escuchó a Federico “Yaku” Quiroga para introducir Dejarse llevar de Pampa; la gente comenzaba a bailar y saltar simultáneamente que acoplaba una de las guitarras y el sonido volvía a ser moneda corriente en el ex Teatro Fénix. Un mundo rompió con la armonía abajo del escenario; la gente comenzó a poguear mientras se solucionaban los inconvenientes sonoros.
Ya había comenzado; la gente se había acostumbrado a la formación que estaba arriba del escenario, pero el momento de los enroques había comenzado. Andar, de Andando Descalzo, fue cantada a dúo por Quiroga y Hernán Saravia; a continuación, Bla bla bla fue cantada por Juan Ignacio Rodriguez, además de poner en primera fila a Ariel Paladino mostrando sus dotes como guitarrista.
Pampa Yakuza abandonó el escenario, excepto Gustavo Vitale que acompañó desde la percusión a los Andando que por primera vez en la noche traían un poco de cumbia a la arena de Flores con Hoy y Luz. Afuera Andando Descalzo ahora. Pampa Yakuza se despachó con Hagamos uno y Desde el umbral, donde lució a Salvador Rodofili y a Darío Varela desde el saxo y trombón respectivamente, para que luego se cierre el telón.
La gente que venía muy arriba tuvo su momento para tomar aire. Y no solamente tomar aire, ya que con la apertura la disposición de los músicos había sido modificada: set acústico en el que incluyeron Serena (que mostró a toda la gente sentada en el piso acompañando con sus voces a Saravia y Rodriguez), canción en la que Lucho Katz estuvo tocando el banjo, a Adrián “Galle” Brunetto la guitarra eléctrica y Paladino una acústica, más Vitale a cargo del cajón peruano y Maxi Suppa en la percusión en combinación con las dos baterías que sonaban por detrás. Rodofili pasó a tocar el acordeón para una exquisita versión de Llorar que resolver que dio paso a una nueva modificación en el escenario.
Out los Pampa para que sonara un tango-rock melancólico como lo es Ilógico. Sin embargo poco duró ya que Cuidando el Empate abrió paso para un mini-segmento yakuzero bien rockero que contó con La mañana del mañana y Sol de los pobres –a tres violas-. Para no perder el espíritu de ese pasaje, Arremangado mantuvo el pogo al mismo nivel con Andando Descalzo solamente. Formación que se mantuvo para un tema más. Me rectifico: no fue un tema más. Se extrañaba la faceta showman de Juani Rodriguez que salió a relucir en Judas Priest, donde creo un clima psicodélico-chistoso respaldado por el teclado de Pablo “Bocha” Otero. “¿Están cansados?” preguntó el cantante al público que automáticamente (y como tradicionalmente lo realiza) contestó con insultos unísonos. “Ari no tiene nada que ver. ¡Qué grasas que son!” Contestó el cantante, mientas Ariel Viale de Pampa Yakuza se sumaba a Volveré que contó con la apoyatura de lo escenográfico: las pantallas de leds ubicadas por detrás de los músicos mostró en letra de imprenta bien grande el nombre de la canción. “El pianista está jugando” dijo Suppa desde la percusión –mientras a su lado Saravia y Vitale hacían palmas- al momento donde Otero tuvo su momento de lujo con un gran solo de piano, mientras la gente bailaba a más no poder. Sin pestanear, enganchada a la canción anterior, Juntos -uno de los emblemas de Pampa Yakuza- iba introduciendo el concierto a su tramo final.
Los ánimos estaban muy arriba y eso fue potenciado por el excelso mash up Brillante Sol-Sentí corazón que obró como uno de los momentos musicales más altos de la noche. Un temita más para cada uno: De Vuelta para Pampa y Flor para Andando, que hizo desfilar a un grupo de muchachas arriba del escenario que bailaron a la par del cantante.
Faltaba algo. La gente reclamaba bailar un poco más, así llegó un doblete cuartetero: Amor de Poliéster, cantado por Juani Rodriguez y Pantuflas, donde Fede Quiroga supo cubrir a la perfección a Saravia que comenzó tarde a cantar, completando así una muy buena performance en lo personal a lo largo del show.
“¿No tenemos otro tema entre las dos bandas para tocar?” preguntaba Juani a sus compañeros. Los insultos jocosos de la gente subían hacia el escenario, mientras las dos bandas hacían una muy buena versión de Marinero. Ya no había tiempo para más: los primeros acordes de Carnaval para tu desconsuelo llegaron desde el charango de Katz. Pasillo en el campo y los músicos desfilaron de a uno para fundirse con su gente y lograr el mayor punto de interacción a lo largo de toda la noche. La frutilla del postre fue la entrega de las remeras que tenían puestas y una autografiada por las dos bandas, que fueron recibidas eufóricamente por el público; un público que respondió a la altura de las circunstancias, en este “Ilógico no Continuar Juntos este Carnaval”
Crónica: Martín Ciraolo
Fotos: Anabel Blanco
Waw, que completa la crónica!
ResponderBorrarAl parecer no quedó nada afuera. Ni canciones ni invitados en cada una, la verdad que increíble esta nota.
Los invito a conocer Eruca Sativa, un banda cordobesa que se estuvo presentando el finde pasado en el Roxy.
http://alostambores.blogspot.com
Abrazo!!