Músico, escritor y en éste último tiempo también cantante de su proyecto individual por fuera de Bersuit Vergarabat. Juan Subirá, tecladista de una de las bandas más populares del rock nacional, hoy encara la presentación de su disco solista “Fisura Expuesta” durante el parate de la banda que lo llevó a las primeras planas de la música. Sus inicios, el compromiso social, el futuro musical y Bersuit. Subirá expone sin fisuras una radiografía sobre sí mismo.

¿Cómo fue el primer acercamiento a la música?

Con Carlitos Martín y Pepe Céspedes, mucho antes de integrar Bersuit, te hablo de cuando éramos chicos, nos juntábamos en mi casa a jugar. Dentro de los juegos que surgieron en esos tiempos, uno era hacer música. Claramente fue un juego porque ninguno de nosotros sabía tocar ningún instrumento ni tampoco en mi casa había instrumentos propiamente dichos. Era una casa muy grande que tenía muchos ambientes, entre ellos un altillo, que en cierto momento lo copamos y quedó como “nuestro lugar”. En un momento nos empezamos a juntar para usar cosas que había ahí para hacer sonidos: teníamos tachos, latas, caños, chapas, cajones, cajas de carton, de madera, había un bombo -que en poco tiempo lo destrozamos-, una guitarra que nadie sabía tocar, una caja de herramientas. Durante un tiempo, un par de años, nos juntábamos tocar, incluso nos grabábamos, gritábamos, era una catarsis tremenda. Formamos una banda, que fue la primera banda que integramos, que se llamaba “Los Prehistóricos”. De hecho, lo que hacíamos era realmente prehistórico.

¿Durante esa época eras de escuchar alguna banda? Nacional o internacional…

No. Fue una época de pleno descubrimiento, ya estamos hablando de los trece años, primer año de la escuela secundaria. Obviamente, te puedo nombrar lo que estaba sonando en ese momento que todo el mundo escuchaba. De hecho para mi cumpleaños vino un amigo y me regaló “Recinto de lo sagrado” de Led Zeppelín. Y a mi no me gustaba… que hoy en día me parece uno de los mejores discos de la historia del rock (risas) Pero ese año empecé a comprar discos, a escuchar música: compré discos de Queen, de Kiss, se escuchaba mucho la música disco, que se yo… había un novio de mi hermana que traía a mi casa discos de Génesis. Al poco tiempo empecé a indagar en ellos. Ya para los 15 años, Génesis, Yes, Led Zepelin todas bandas de la década del 60’ comenzaron a llegar mí de a poco. Me costó más llegar al rock de acá. Fui descubriendo de a poco. Por ejemplo, hurgando en los discos de un primo mayor... iba a la casa de mi tía a ver los discos: tenía de los Beatles, pero también tenía de Manal, de Pescado Rabioso, de Almendra y me los traje para mi casa aunque algunos no sabían ni lo que era…y así llegué.

¿Cuándo comenzaron a encarar la música como algo más serio? ¿Cuándo tocaron por primera vez?

La primera vez que tocamos en público con Carlitos y Pepe, fue integrando un grupo que se gestó en el altillo de casa y se llamaba 1715. Estaba mi hermana con nosotros también y tocamos en una sala de La Boca, durante de la guerra de las Malvinas. Se llamaba “Festival de la Solidaridad” y tocaban varios grupos del barrio, con el objetivo de juntar alimentos, ropas y demás para mandarles a los soldados.

Acercándonos en el tiempo. Con la carrera de Beruit avanzada… ¿que pensas acerca de que no haya tantas bandas que se comprometan a tocar el tema de la dictadura, los desaparecidos, o las Malvinas? ¿Crees que quedaron resabios de la dictadura, en referencia a la desaparición de personas por hablar de determinados temas?

Hay temas que son traumáticos y hay personas que por personalidad o directamente porque prefieren hacer algo más “feliz” prefieren no tocar temas dramáticos. Yo lo comprendo, aunque personalmente a mí se me da lo contrario.

¿Y cual es tu motor?

En Bersuit especialmente se ha dado mucho lo de ir al trauma, llevarlo a la canción. Y creo que fue una de las claves del cancionero de Bersuit a través de su historia: los problemas, los traumas, las postergaciones; la necesidad de alguna manera de exponer a la luz las cosas que a veces no se quieren decir, que no se quieren mostrar. Las partes más feas de uno, que también a veces son las partes más feas de la sociedad. Nosotros necesitamos mostrarlas y hay otra gente que no le interesa, no le llega o prefiere hablar de otras cosas. Son temas fuertes y yo entiendo que hay gente que quizás no esta capacitada para decirlo o para bancarse la temática.

¿Cómo nació la canción Victoria Clara? ¿Cómo fue la idea de llegar a Las Abuelas de Plaza de Mayo?

En el año 93’ empecé a salir con una chica que tenía 16 años, yo le llevaba 10 años… bastante, así que podemos decir que era un abusador (risas) Era de común acuerdo igual (más risas) Al poco tiempo de conocerla, a la segunda o tercera vez que nos vimos, me dijo que necesitaba hablar conmigo porque nos habíamos conocido en un Condon Clú, un ámbito de mucha locura… Nos juntamos en un bar y me contó que no conocía nada sobre su verdadera familia, lo que me resultó muy fuerte porque yo casi no la conocía. Me dijo que había vivido hasta los 6 años en Santiago del Estero con una familia, que después vino con otra a Buenos Aires y que había nacido en el año ‘77. Entonces empecé a atar cabos y le dije: “no conozco los detalles, pero por lo que me decís, cierran todos los números para que seas hija de desaparecidos”. Entonces le ofrecí ayuda, ir a ver a las Abuelas de Plaza de Mayo, pero tenía miedo y también cariño por la madrastra. El tema quedó ahí, a pesar de que estuvimos un poco más de dos años juntos. Hace un par de años la volví a encontrar y continuaba sin querer hacerse el análisis de ADN porque casualmente pasó otra cosa loca: recibí una cadena de e-mails de una chica que se llama Clara Petrakos que buscaba a su hermana Victoria. Viendo los datos de ella, las fotos… me parecieron tan parecidas, que pensé que era ella. Y se hizo el adn, pero al final no era la hermana de Clara, pero la duda sobre su identidad, sobre su orígen, siempre la tuvo. Así compuse la canción, y tiempo más tarde, una chica en Córdoba me comentó que escuchando la canción pudo animarse a descubrir su verdadera identidad. Nada que ver con su historia en sí misma, pero de alguna manera sirvió para movilizar a la gente para encontrar su identidad, el hecho de saber que hay tanta gente a tientas todavía…

¿Cuál es el futuro de Juan Subirá a nivel musical? ¿Seguir con “Fisura Expuesta”?

Me gustaría este año empezar a grabar un disco, que va a ser distinto al “Fisura Expuesta” por varias razones. La primera es que ahora hay una banda: “La Fisura” ya es una banda estable que está tocando, que está sonando. Algunos temas los venimos tocando en vivo, así que la idea es plasmarlas en un disco junto a otras canciones que andan dando vueltas por ahí. Me gustaría este año por lo menos arrancar con las bases para ya el año que viene darle forma.

¿Vas a continuar trabajando con De Bueyes?

Con ellos por supuesto, para mí lo que hacen es buenísimo. De hecho estamos permanentemente en contacto, porque están haciendo canciones, están grabando demos. Con Pepe (bajista de De Bueyes) tenemos cantidad de canciones que hemos hecho juntos y que seguimos haciendo. Es lo que hicimos siempre, los que nos gusta, nos produce felicidad.

¿Podemos decir que es química de siempre continua intacta?

Yo lo siento así. Extraño quizás esa cosa grupal de Bersuit de cuando llega la música a la sala de ensayo, tenes todo: tenes a Carlitos, a Tito, al Pelado, a todos los muchachos. No obstante con los Bueyes hay muy buena relación…tienen una banda que suena del carajo y me encantaría participar en el disco nuevo de ellos, así que…veremos a donde llegamos.



“12 Viejos Textículos”

Juan Subirá presentó su segundo libro en el Teatro Orlando Goñi. Cuenta con fotografías de Salvador Batalla, quien ha realizado el arte de su disco y de varios de Bersuit.

¿Qué nos podes contar sobre tu flamante libro? ¿Por qué el nombre?

Es una mezcla entre textos y testículos, hay siempre una dosis de humor e ironía que se me plantea que me gusta que esté en el título porque está en los cuentos. Hay una necesidad a veces de decir las cosas de otra manera. La canción es un medio muy lindo para decir, pero tiene sus códigos y tiene sus límites, y el cuento te permite contar otro tipo de historia. Y en este caso el formato es más definido: son cuentos. El anterior era un libro más loco, donde había pequeños ensayos, conversaciones, discursos, poesía; estos son 12 cuentitos.

Entrevista: Martín Ciraolo

0 comentarios :

Publicar un comentario

 
Top