Hablar de Cromañon me resulta difícil, super intenso. Es un tema muy sensible que cala en la historia y en la identidad de nuestro país y espero sea una mancha que nunca se borre porque recordarla debería enseñarnos a no repetirla. Considero humildemente y desde mi perspectiva totalmente subjetiva y en muchos aspectos ignorante de los detalles que hacen al todo de esta tragedia, que toda la pirámide de involucrados tiene un grado de responsabilidad en que se materializara la catástrofe. Callejeros y Cromañon protagonizaron un desastre que era inminente, consecuencia de tanta inconsciencia, negligencia y desidia. Fue en un recital de Callejeros en Cromañón, podría haber sido otra banda y en otro lugar.


Pero no me toca a mí ser juez ni verdugo, sino que lo que creo me toca (y nos toca a todos los que la vivimos como "espectadores") es un aprendizaje. Primero y principal de conciencia, de respeto, de consideración. De que todo acto tiene consecuencia y debemos pensar antes de actuar. Que un recital es el resultado de un grupo de gente que hace música y quiere mostrarla y compartirla con los demás, y otro grupo de gente (de distintas edades, géneros, orientaciones sexuales, niveles socio-económicos y culturales, inclinaciones políticas, etcétera) que se unen por el mismo gusto por la música. Esa es la palabra clave, unión. Esa comunión entre banda y público es sagrada, y entre público y público también debe serla, porque no todos disfrutamos del recital de la misma manera. La libertad que nos ofrece la música debería terminar donde empieza la del otro, y no podemos pretender que todos se liberen en un recital de la misma manera. 

La conciencia de este concepto debe ser impartida por aquel que se sube al escenario, porque si bien no es mejor ni peor que aquellos debajo del escenario, en ese contexto ocupa un lugar de lider de opinión, influye sobre la forma de pensar y actuar de aquella gente viéndolo, escuchándolo. Por eso mismo nunca hay que perder de vista eso y entender que no diciendo nada sobre lo que pasa debajo del escenario, somos cómplices, avalamos solapadamente comportamientos que pueden perjudicar a otros que también están disfrutando. Esa es nuestra responsabilidad como músicos al subirnos a un escenario y no debemos olvidarla jamás. 


Alejandro Picardi, cantante de Melian
#10añosdeCromañon

2 comentarios :

  1. Alto infeliz este tipejo! Que puede opinar un careton de facultad sobre cuestiones de desidia politico-empresarial, si nunca va a antender al pibitio de abajo, gran parte del grupo de muertos en la tragedia... no caretees algo que no sos! hipocrita.

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